168º Aniversario del nacimiento de M. Mariana de la Stma. Trinidad

168º Aniversario del nacimiento de M. Mariana de la Stma. Trinidad

El Instituto de Hermanas Trinitarias nos encontramos de nuevo en fiesta. El próximo día 24 de noviembre celebramos el 168 aniversario del nacimiento de Madre Mariana. Pero ahora ya la podemos llamar Venerable Madre Mariana, siendo reconocidas sus virtudes heroicas por el Papa Francisco y puestas en las manos de la humanidad, como ese faro que ilumina y da luz al caminante. En nosotros está el darla a conocer, para que otros muchos la amen y se enamoren de su legado.

 

El 28 de octubre tuvimos una Eucaristía en acción de gracias en la Catedral de la Almudena de Madrid, donde pudimos compartir nuestra felicidad con la Iglesia de Madrid. En esta celebración nos acompañaron, hermanas de las comunidades de Madrid y las superioras de las comunidades de España, amigos, jóvenes, miembros de los equipos educativos y familiares de M. Mariana.

Madre Mariana ha sido reconocida públicamente como mujer libre y liberadora, religiosa ejemplar, trinitaria audaz y valiente, que se adelantó a su tiempo, pero sin perder la sintonía con la Iglesia, y con quienes Dios la convocó. Une su pasión por el Reino a la pasión del fundador, camina humildemente con él y con las primeras hermanas, e inician juntos esta parábola de liberación que hoy sigue siendo pionera. Qué buen momento para mirar en profundidad lo que somos, y lo que estamos llamadas a ser.

 

Queremos hacer partícipes de esta gran noticia al resto de corazones y que su ejemplo de vida pueden ser un faro en la vida de otras personas.

 

Margarita Navalón (juniora Trinitaria)

 

 

 

Transcribimos parte de un testimonio de uno de los testigos que colaboraron en su causa:

“Debo decir que lo primero que me ha impactado en la vida de Madre Mariana, siguiéndola a través de sus escritos, es su interés en conectar con la voluntad de Dios, de encontrar su “puesto” en la Iglesia, de conocer su vocación. Apenas estrena su juventud, sobre todo, se la ve en búsqueda de esta voluntad del Padre, siguiendo las huellas de Jesús. Es la sed de “comunión con el Padre”. En su camino se cruzan la oscuridad y las sombras, debe atravesar contrariedades, oposiciones y dudas… Pero no ceja en su empeño. Busca la luz en la oración, en la consulta con el director experto.

Sobre este fondo general y esta actitud básica va bordando en su vida una sinfonía de virtudes, en la que destacan, en primer lugar, las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad. La fe y la esperanza sostienen su andadura, libre de desfallecimientos, antes y después de asumir su papel de “cofundadora”.

La oración nutre esta fe y esperanza suyas: “orar y esperar en la divina Providencia”, es la expresión favorita suya. Son innumerables los momentos en que ella se va a ver sumida en grandes apreturas materiales y morales, pero su talante es siempre el de una persona de inmensa fe y confianza: la Obra, en todo caso no es suya; ella es sólo una modestísima mediación.

Sobre esta fe y esta esperanza se levanta espléndido el “amor” que cobra en su vida una múltiple proyección, como se sintetiza en este consejo extraído de sus escritos: “seremos riquísimas las trinitarias si tenemos como divisa la caridad”, “Seamos carbones encendidos, como quería nuestro Padre, formemos una aureola de corazones y comerciemos en llevar almas a la patria celestial, viviendo crucificadas con Cristo.”